Software de salud, década a década de su expansión

Hemos hablado anteriormente de cómo fue el origen del software de salud y de lo que supuso para el entorno de los hospitales y de las clínicas. Pero sin profundizar más en el concepto del origen, para entender su relevancia en el presente todavía nos queda ver la manera en la que este tipo de software se fue ajustando a las necesidades y la tecnología de cada época. A continuación realizaremos un rápido repaso a través de las cinco últimas décadas, hasta llegar a la actualidad, en la que este software sigue avanzando con nuevas técnicas y posibilidades médicas.

Década de los 60: el inicio del software médico

En los inicios de la llegada del software a los hospitales el principal problema que había eran los costes. No era nada fácil que los centros contaran con tecnología informática para gestionar procesos avanzados. No es que no hubiera interés, sino que las posibilidades económicas en la mayoría de casos no eran en suficientes. La contabilidad era lo que más relevancia sumaba y, más allá de esto, los medios eran reducidos.

Por aquel entonces, como es lógico, todavía nos encontrábamos ante instalaciones que tenían que disponer de enormes sistemas informáticos con servidores, equipos y otros elementos, lo que hacía complicado que pudiera llegar más allá. Aún así hubo profesionales que comenzaron a ver que merecía la pena comenzar a cambiar el chip y mirar hacia el futuro.

Década de los 70: empezando a funcionar de manera independiente

En los años que dividieron la década de los 60 de la de los 70, los fabricantes de hardware lograron uno de los objetivos más codiciados: reducir el tamaño del ordenador. Esto llevó a que también bajaran los precios y a que los hospitales tomaran la decisión de llevar al menos un equipo a cada uno de los departamentos. Pero la cuestión era que cada ordenador y cada departamento funcionaban de una manera independiente.

No había ningún tipo de conexión ni de sinergia, lo que llevaba a que se produjeran importantes errores de gestión. Se empezó a pensar en una solución para este problema, pero quienes lo hicieron y plantearon posibilidades se encontraron con que el propio progreso tecnológico no les permitía implementar cambios que llegarían, en realidad, décadas después.

Década de los 80: la popularización del PC

Llega la época dorada de los ordenadores personales. El mundo recibe el ordenador en sus casas, los niños los usan para jugar y las empresas les sacan provecho a la hora de gestionar multitud de tareas. Esto abre un abanico de posibilidades, gracias sobre todo a la creación de más y más programas destinados a cubrir las más variadas tareas.

Los hospitales comienzan a ver la importancia de invertir en herramientas que posibiliten una mejor gestión del centro. El camino se prepara para lo que supondría el inicio del dominio de la tecnología entre las personas. Con esfuerzo, tanto los programas de contabilidad como aquellos destinados a cubrir el trabajo de un empleado empiezan a dar muestras de que pueden beneficiar en gran manera a la productividad de los centros médicos.

Década de los 90: el principio del cambio

En una década la situación hospitalaria cambió tanto que para los gestores de estos negocios empezaba a ser realmente difícil visualizar el rumbo que debería adoptar su empresa. Se trataba de buscar un buen servicio, una red de eficiencia y de que, sobre todo, todos los aspectos del hospital pudieran gestionarse de manera combinada en un mismo entorno. En este sentido, se vislumbraban las claves de en lo que llegaría a convertirse el mundo gracias a la potencia de nuevos recursos tecnológicos.

Década del 2000: aprovechando la tecnología al máximo

La tecnología ya no es un problema. Hay cientos de posibilidades, de opciones y de recursos. Los especialistas en clínicas y hospitales se tienen que formar para ser capaces de elegir al proveedor adecuado y para dominar los distintos software disponibles.

Se crea la conectividad del centro con el móvil, se gestiona todo en nube para una mayor facilidad y los programas se amontonan con la intención de resolver pequeñas tareas. La efectividad en los centros sanitarios crece tanto que es difícil no ver que finalmente se ha llegado a ese punto de inflexión que resulta tan importante para el aprovechamiento tecnológico en las clínicas.

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